Desde la sombra de lo que no se dice, de lo que se observa y nadie cambia, me encuentro con la indigencia en la cotidianeidad, en donde las personas mantienen un estilo de vida inadecuado, en el que los prejuicios y mantener la imagen, resultan ser el pan de cada día sobreviviendo a la pobreza de valores y a la exigente marginación social.
Pasamos evadiendo la verdad, la cual podría ser la sanadora de todos los males, solo así podríamos apreciar las cosas en su verdadera forma, con su verdadera esencia. Pero al querer caer en la perfección desorbitante, es cuando los humanos caemos en desgracia, en la preocupación desgastante del qué dirán; en la idea chocante de no poder encontrarse en su propio reflejo, hablamos entonces de la deshumanización como el concepto social de nuestros tiempos.
Sera que todo este movimiento que nos estanca, es efecto de la ignorancia contaminante que nos envuelve o por la cual nos dejamos envolver, por la cual olvidamos y somos olvidados, dejando atrás la pureza en las ganas de un nuevo conocimiento.
Quien es el efecto contaminante, el sistema o nosotros sus integrantes? Somos alienados a elegir a los representantes de nuestras voces y al llegar al poder, somos sacrificados al querer poner en alto nuestras decisiones, si alguien decide salirse de la línea, sobrepasar la ley, llegaría a ser castigado, catalogado por todos como el loco y es que para definir la locura no es necesario perder la cordura
solamente basta no encajar en el concepto social que nos rodea,
que nos envuelve y nos embriaga hasta hacernos perder la línea de nuestros propios pensamientos y ser únicamente el síntoma de algo que no es correcto.
La sociedad dice, “medicad a este loco que parece haber encontrado lo correcto!”
No solo somos medicados con adormecedores de conciencia, si no también somos amarrados a una piedra la cual nos mostrará la carga que deberemos llevar recordándonos que somos la vergüenza del pueblo, es entonces cuando evitamos mostrarnos al mundo como realmente queremos, no importa si al mirar nuestros rostros en un espejo nos encontramos irreconocibles ante tanta mentira, o bien nos conservamos perdidos siendo simples repeticiones de lo absurdo, evaluados en tanto pertenencias materiales, devaluando el valor lo sencillo, lo simple, perdiendo el sentido de que somos único y humanos.
Y la pregunta incesante, hacia donde vamos? Pregunta rodeada de historias de que este mundo se acaba, y vamos al porque seguimos entonces. Tan hartos de todo estamos que solo esperamos un impactante final que borre toda nuestra existencia y sus errores, esto se vuelve una bomba de tiempo, en donde tiempo y vida es lo único que somos, lo cual nos justifica.
Estas cosas, son para pensar, para darse cuenta, que cada acción tiene su efecto, y nosotros mismos somos efecto de otras acciones, somos un constante de producto y reproducción, y si lo somos es porque lo permitimos, entonces sería bueno no preguntarse, hacia donde me lleva este mundo, sino hacia donde queremos llegar, mientras sigamos siendo parte de este mundo? Y no solo pensarlo, porque como bien conocemos una frase, si pensamos, por lo tanto existimos…
Pasamos evadiendo la verdad, la cual podría ser la sanadora de todos los males, solo así podríamos apreciar las cosas en su verdadera forma, con su verdadera esencia. Pero al querer caer en la perfección desorbitante, es cuando los humanos caemos en desgracia, en la preocupación desgastante del qué dirán; en la idea chocante de no poder encontrarse en su propio reflejo, hablamos entonces de la deshumanización como el concepto social de nuestros tiempos.
Sera que todo este movimiento que nos estanca, es efecto de la ignorancia contaminante que nos envuelve o por la cual nos dejamos envolver, por la cual olvidamos y somos olvidados, dejando atrás la pureza en las ganas de un nuevo conocimiento.
Quien es el efecto contaminante, el sistema o nosotros sus integrantes? Somos alienados a elegir a los representantes de nuestras voces y al llegar al poder, somos sacrificados al querer poner en alto nuestras decisiones, si alguien decide salirse de la línea, sobrepasar la ley, llegaría a ser castigado, catalogado por todos como el loco y es que para definir la locura no es necesario perder la cordura
solamente basta no encajar en el concepto social que nos rodea,
que nos envuelve y nos embriaga hasta hacernos perder la línea de nuestros propios pensamientos y ser únicamente el síntoma de algo que no es correcto.
La sociedad dice, “medicad a este loco que parece haber encontrado lo correcto!”
No solo somos medicados con adormecedores de conciencia, si no también somos amarrados a una piedra la cual nos mostrará la carga que deberemos llevar recordándonos que somos la vergüenza del pueblo, es entonces cuando evitamos mostrarnos al mundo como realmente queremos, no importa si al mirar nuestros rostros en un espejo nos encontramos irreconocibles ante tanta mentira, o bien nos conservamos perdidos siendo simples repeticiones de lo absurdo, evaluados en tanto pertenencias materiales, devaluando el valor lo sencillo, lo simple, perdiendo el sentido de que somos único y humanos.
Y la pregunta incesante, hacia donde vamos? Pregunta rodeada de historias de que este mundo se acaba, y vamos al porque seguimos entonces. Tan hartos de todo estamos que solo esperamos un impactante final que borre toda nuestra existencia y sus errores, esto se vuelve una bomba de tiempo, en donde tiempo y vida es lo único que somos, lo cual nos justifica.
Estas cosas, son para pensar, para darse cuenta, que cada acción tiene su efecto, y nosotros mismos somos efecto de otras acciones, somos un constante de producto y reproducción, y si lo somos es porque lo permitimos, entonces sería bueno no preguntarse, hacia donde me lleva este mundo, sino hacia donde queremos llegar, mientras sigamos siendo parte de este mundo? Y no solo pensarlo, porque como bien conocemos una frase, si pensamos, por lo tanto existimos…
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