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Soy

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Soy de todas partes, hoy me encuentro dónde estás tú. Soy de hueso, soy de carne, soy canela, bajo tu luz. Soy la palabra que se escapa de tus labios en deseo. Ese grito que dice vuelve, esa marea en el corazón. Soy el miedo tácito en tu paisaje, el reproche constante de tu pasado. La ironía de la vida, la melancolía de tus pasos, el sin remedio del tiempo, el destiempo en los años. Soy de todas partes, hoy me encuentro dónde estás tú. Soy de hueso, soy de carne, soy canela, bajo tu luz. La sonrisa que cae en tu recuerdo, ese sentimiento al que llamas amor. Ese grito que dice vuelve, esa marea en el corazón. Y todo vuelve y todo se va, se repite constante, hasta que aprendas a amar...

Corazón intermitente

Por días soy sólo noche se apaga la luz en mis ojos y no te veo, te busco, te escucho a lo lejos no te encuentro. Sólo me quedan recuerdos cómo el humo del fuego  que anuncia la hoguera. Se hace de noche y por fin te veo, ahí estás sonriendo con un café en los ojos ese que me gusta tomar con la mirada. Me bajas las estrellas como besos rodeándome la espalda todo es cálido hasta que llega una oleada de pensamientos, remolinos de dudas que me ahogan por dentro… Regreso a tu pecho, tus palabras me calman, tu respiración me reconforta, compartimos un solo silencio. Es cuando siendo calma y tormenta todo regresa a su lugar, es cuando finalmente tu amor me regresa donde siempre he querido estar.  
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Tengo una soledad que transita en las noches, en las luces de los autos, en la lejanía de las estrellas. Es un silencio que acompaña y a la vez me aleja, tengo una soledad que se desata en los pensamientos. En las preguntas sin respuesta, en dudas de lo que conozco y las voces se vuelven eco y de repente no soy nada. Tan sólo soy un ser que busca aquello de lo que más huye. Tengo una soledad que me destruye, que relata lo que olvido que niega lo desconocido. Y en lo absurdo me vuelvo tormenta, cayendo al vacío de lo que busco y no encuentro, de lo que me encuentra y a la vez evito...

El espacio en dónde estás y no te encuentro....

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Vienes del espacio en dónde estás y no te encuentro, en dónde al estar a mi lado te siento lejos. Y en esta lejanía me pregunto si mi ausencia se haría presente en tu silencio, si tal vez en el espacio en el que no estoy, finalmente extrañarías nuestro encuentro.... Ya no estoy, te me fuiste en las palabras, y como un par de extraños dimos vueltas sobre el mismo lugar, preguntándonos hasta donde llegaría lo nuestro. Al final nada termina con las palabras, si no cuando ya no hay nada más allá de ellas, cuando un te quiero no tiene eco,  cuando las caricias pierden su efecto. Todo se convierte en un desencuentro sin eco en las caricias sin efecto en las palabras y vienes en el espacio en dónde estás y no te encuentro...

Destiempo...

¿A dónde van las palabras silenciadas por el miedo que se antepone a un sentimiento? Mueren, se archivan o se amontonan en aquello que llamamos olvido... Luego deviene la queja del destiempo, cuando ya no hay sentido en lo que se dice, cuando ya no hay lugar en lo que se siente. Y nos quedamos con trozos inconclusos en el alma. ¿Qué hacer, cuando se desmiente este pensamiento egoísta de que todo ocurre a nuestro tiempo?

Aire...

Hoy quiero ser el aire que llega a tu recuerdo en un aroma de colores. Momentos cálidos, que duermen en la piel, aroma de besos impregnados de miel... Hoy quiero ser el aire, que llega a tu recuerdo, con roces en la piel, despertando caricias del ayer. Y quiero ser aire, no quiero tocarte, ni despertar el pasado, tan solo ser una bocanada de emociones que atraviesa los días donde ya no estoy a tu lado...

La posibilidad de un tercero

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Hay días de verano en donde abunda el amor, las promesas y los te quiero… Al llegar la primavera suelen caer las hojas de los árboles y como estos el amor puede llegar a volar lejos. La primera separación se da ante la presencia de una duda y a continuación la ausencia de confianza… En la mirada distante surge un silencio que se pregunta, y desde el otro lado alguien busca una mirada esperando no dar respuestas. En la posibilidad de un tercero se pierde un vínculo, se rompe un amor, se desgastan los silencios, la compañía pesa, y todo es tormenta que poco a poco termina en un duelo.