Una desesperanza que crece,
en la escucha de un lamento cotidiano,
en la violencia que grita,
en la injusticia que corrompe,
en una conciencia ahora escasa de pensamiento.

Y los observadores,
atados a una falta de criterio,
siendo el silencio más hablado
a la altura de nuestros tiempos.

Mirar a los demás,
es mirarse a sí mismo,
porque todos somos parte,
de la dualidad atacante de pensamiento,
somos parte del grupo dividido,
que se separa y se desconoce a si mismo.

Hasta la  "libertad de expresión",
se vuelve tan manipulable,
carente de sentido,
que expira en pocos días,
siendo un chiste,
siendo victima del olvido.

Preguntas y respuestas,
dirigidas en direcciones opuestas,
que al final del dia,
nos envuelve toda una
negativa de entendimiento,
nos desarma toda una
negativa de conocimiento.


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